Acá te enseñamos el denominado proceso seco por el que pasan algunos granos
Cuando hablamos del proceso natural, nos referimos al camino que toma la fruta del café desde el árbol hasta la taza, implica una intervención menos compleja en la finca. En el proceso natural, toda la fruta del café se deja intacta para que se seque después de la cosecha, para que así afecte el sabor.
En este denominado proceso natural, la fruta del café se cosecha desde el arbusto pequeño y luego se secan directamente al sol. Esto significa que los granos reciben el sabor de la pulpa de la fruta y los azúcares como parte de su desarrollo.
Lo ideal es cosechar esto cuando están rojos para garantizar la consistencia. Este camino es muy diferente al clásico lavado, donde un café pasa por máquinas despulpadoras y canales de lavado para quitar la fruta.
Cuando ocupamos el proceso natural del café, este puede secarse en camas o mesas elevadas. Para llegar al resultado ideal debemos esperar entre dos semanas o un poco más, donde podremos descascarar la fruta seca del grano. Claramente ocurrirá un poco de fermentación, lo que afectará el sabor del café.
Este proceso es muy común en lugares secos y sin tanto acceso al agua. Es considerada una técnica antigua que actualmente se replica en Yemén, Etiopía y Brasil, ya que tiene un costo mucho más bajo.
El sabor de estos granos con proceso natural se define como terroso e intenso con notas profundas a fruta y dulzura compleja. Esto es tema de discusión entre los amantes del café, ya que para algunos es un sabor muy intenso y fermentado. Cuando se hace bien el proceso natural, el resultado puede ser un café intrigante y sabroso, incluso para los más puristas de esta bebida.