¿Sabías que el café helado que hoy disfrutamos en un caluroso día de verano tiene una historia fascinante?
Lo que ahora es una bebida esencial en cafeterías de todo el mundo, en realidad comenzó como un "error" que luego evolucionó hasta convertirse en una de las preparaciones más queridas. Acompáñanos a descubrir el viaje de este refrescante brebaje.
La Historia del café helado: Un error Francés que hizo historia
Se dice que el café helado tiene sus raíces en Francia, alrededor del siglo XIX. Según la historia, el ejército francés durante las campañas militares en Argelia sufrió escasez de agua caliente, lo cual los llevó a mezclar café con agua fría para poder obtener su dosis de cafeína. Esta versión primitiva y accidental del café helado se convirtió en algo tan innovador como refrescante en un entorno desértico. A esta preparación la llamaron “mazagran,” en honor al fuerte donde los soldados estaban apostados.
El mazagran ganó popularidad rápidamente, y al poco tiempo, cafeterías de París comenzaron a experimentar con su propia versión de esta bebida fría, agregando azúcar, hielo y hasta limón para realzar su sabor. Así comenzó a crecer el gusto por el café frío.
El café helado cruza el océano
Durante el siglo XX, la tendencia de tomar café frío comenzó a extenderse más allá de Europa. En Estados Unidos, durante las olas de calor de los años 20 y 30, se popularizó como una alternativa refrescante al café caliente. Las cafeterías comenzaron a ofrecerlo con cubos de hielo y, eventualmente, con cremas y jarabes dulces, creándose una gran variedad de preparaciones.
El Café helado moderno: Innovación y sabor
Hoy en día, el café helado ha evolucionado mucho más allá del simple café frío. Con la introducción de técnicas como el cold brew, en el que el café se prepara con agua fría en un proceso de infusión lenta, y el iced latte, que combina espresso, leche fría y hielo, el café helado se ha consolidado como una categoría en sí misma.
Ahora lo encontramos en versiones creativas y adaptadas al gusto local en todo el mundo. Desde el café vietnamita con leche condensada hasta el frappé griego o el affogato italiano (espresso con helado), cada país ha dado su toque especial a esta bebida.
¿Qué lo hace tan especial?
Parte del encanto del café helado es que es versátil y se adapta al gusto y clima de cada lugar. Ya sea que prefieras un simple cold brew o un latte helado con leche de avena y sabor a vainilla, el café helado se adapta a las preferencias personales y es perfecto para quienes buscan algo refrescante sin renunciar a la energía que da el café.
Hoy, el café helado es más que una bebida refrescante: es una tradición veraniega, una opción gourmet y una experiencia sensorial que sigue evolucionando. Así que la próxima vez que tomes un café helado, recuerda que estás saboreando una mezcla de historia, innovación y cultura.
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